BURRIANA CELEBRA EL DÍA DE LA HISPANIDAD ORGANIZADO POR CULTURA
12 DE OCTUBRE – DÍA DE LA HISPANIDAD
Discurso del concejal de Cultura en Burriana, Jesús Albiol.
Hoy, en el Día de la Hispanidad, nos reunimos para honrar la grandeza de nuestra historia, para mirar al pasado con orgullo, al futuro con esperanza, y al presente con la determinación de quienes sabemos que España es aquí y ahora.
Hoy celebramos la herencia de una nación que no se forjó en un solo día, sino que fue construida con el esfuerzo de muchas generaciones, desde antes del tiempo de la Reconquista hasta este momento que vivimos.
España es mucho más que un territorio; es una comunidad de personas unidas por una historia, por una lengua y una cultura que nos conectan con millones de almas al otro lado del Atlántico.
Un legado que empezamos a recuperar cuando nuestros antepasados, con coraje y determinación, se levantaron para reconquistar lo que era suyo, para recuperar la libertad y la unidad que les había sido arrebatadas.
Con la unión de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, España dio un paso decisivo hacia su destino. No solo se completó la Reconquista con la toma de Granada, sino que se abrió un nuevo horizonte con la llegada de Colón a América.
Fue entonces cuando nació lo que hoy conocemos como la Hispanidad, esa gran comunidad que conecta a millones de personas, que comparten un idioma, una fe y un sentido de la vida.
España se convirtió en un faro, que iluminó el mundo llevando consigo el legado de su idioma, su arte, su literatura, su conocimiento y su arquitectura. Un legado explorador, material, cultural y humanístico.
Porque si algo ha caracterizado siempre a España es su capacidad para dar grandes hombres y mujeres al mundo: Isabel la Católica, Teresa de Jesús, Cervantes, Velázquez, Blas de Lezo, Ramón y Cajal, Severo Ochoa, Clara Campoamor… Ellos nos enseñaron que ser español es llevar en el alma la pasión por la excelencia y la vocación de trascender.
Hoy, este legado que nos dejaron nuestros padres y abuelos sigue siendo nuestro mayor tesoro. Ellos nos enseñaron a amar a nuestra Patria, a defenderla, y nos la entregaron conservando, a pesar de los desafíos, su esencia y su orgullo.
Es nuestra responsabilidad cuidar este legado, protegerlo y transmitirlo a nuestros hijos. Porque la Patria no es solo el lugar donde nacemos; es la historia que compartimos, los valores que defendemos y la promesa de un futuro mejor para quienes vendrán después de nosotros.
Sin embargo, no podemos permitirnos vivir solo de la nostalgia de un pasado glorioso. Hoy, la España de la Reconquista y de los Reyes Católicos, la España que iluminó el mundo con la luz de la Hispanidad, enfrenta desafíos importantes.
Algunos intentan dividirnos, sembrando el enfrentamiento entre regiones y poniendo en peligro la unidad que tanto costó construir. Otros buscan reescribir nuestra historia, queriendo que olvidemos lo que somos y cuestionando nuestra dignidad.
Además, enfrentamos una nueva situación provocada por políticas erráticas que incitan a miles de seres humanos a jugarse la vida en el mar siguiendo la falsa promesa de un futuro mejor, utilizados por las mafias que camuflan entre las víctimas a los que importan inseguridad y ruina.
Pero, como el Cid Campeador, los españoles sabemos levantarnos incluso en los momentos más difíciles. Hoy, más que nunca, debemos mirar al presente con valentía y entender que es en este momento cuando se decide el futuro de nuestra Patria. No basta con recordar con orgullo; es necesario actuar con responsabilidad, con firmeza y con la convicción de que una España próspera, segura y unida es la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos.
Tenemos la oportunidad y la obligación de continuar haciendo Patria donde la unidad, la dignidad del ser humano y la libertad sean el eje de nuestras acciones. Una España que defienda su soberanía sin complejos, que mantenga sus tradiciones y que sepa mirar al mundo sin perder de vista sus raíces. Porque es en el presente, en nuestras decisiones de hoy, donde forjamos el futuro de España.
Agradezcamos a quienes nos precedieron, a nuestros padres y abuelos, que nos enseñaron el valor del esfuerzo y el amor por nuestra tierra.
Y asumamos con responsabilidad la tarea de preservar este legado, de cuidarlo y de transmitirlo intacto a quienes nos han de suceder. Porque la Patria no es algo heredado que nos pertenece, la Patria se cuida y se defiende cada día, con cada gesto y cada decisión que tomamos.
Es un orgullo sentirnos herederos de quienes descubrieron el Nuevo Mundo, de aquellos que pusieron fin al genocidio de los pueblos indios, de aquellos que inventaron el Imperio de los Derechos Humanos, de aquellos que dieron al mundo la mayor obra de hermandad que haya aportado ningún pueblo, de los intrépidos que frenaron al Turco en el Mediterráneo y de aquellos que regaron con su sangre los campos de media Europa para hacer una España acorde al tamaño de sus sueños.
La Hispanidad, la gran obra que dejaron Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, es la actual comunidad de pueblos donde España ha dejado la huella de nuestra lengua y de nuestra noción del mundo. Defendamos la gran obra de la Hispanidad, la mayor gesta de toda la Historia de la Humanidad.
No quisiera dejar pasar la oportunidad de dirigirme a vosotros, a la Guardia Civil. Vosotros representáis unos valores inquebrantables, lo habéis hecho a lo largo de vuestros 180 años de historia, 180 años de cambios, de transformación, de modernización y de especialización.
Siempre al lado de los más necesitados y respetando todos los valores ensalzados por la sociedad, que son parte indisoluble del guardia civil y que ya destacaban en la Cartilla que el propio Duque de Ahumada redactó en sus orígenes. Aquél, escribió en su art. 6o, a la creación del cuerpo, lo siguiente:
“El Guardia Civil no debe ser temido, sino de los malhechores; ni temible, sino de los enemigos del orden. Procurará ser siempre un pronóstico feliz para el afligido, y que, a su presentación, el que se creía cercado de asesinos, se vea libre de ellos; el que tenía su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que ve a su hijo arrastrado por corriente de las aguas, lo crea salvado; y, por último, siempre debe velar por la propiedad y seguridad de todos.”
¡De todos!... independientemente de donde os encontréis, o qué circunstancia tengáis que afrontar. Porque entre vuestros valores está la honestidad, la lealtad, la profesionalidad y el trabajo abnegado y silencioso.
Valores que debieran ser no sólo reconocidos socialmente, sino puestos en práctica por todos nosotros. Porque ocupáis el espació que en justicia os corresponde, el mérito y la capacidad, os preceden y avalan.
Porque no esperáis nada a cambio de vuestro trabajo, ninguna gratificación extra o atajo hacia el éxito. Porque los españoles podemos contar con vosotros, estemos donde estemos y en la situación más complicada en la que nos encontremos. Porque nos ofrecéis seguridad ahí donde os encontréis.
Querida Guardia Civil, vuestro honor, entrega y lealtad son valores que lucís con orgullo y nos permiten al resto de los españoles admiraros y respetaros como uno de los símbolos imprescindibles de España.
Gracias a vosotros, a la Guardia Civil por acompañarnos hoy.
Y hoy, en este Día de la Hispanidad, recordemos que somos herederos de una gran historia, pero también responsables de escribir su siguiente capítulo. Una historia de unidad, de valentía y de amor a la tierra que nos vio nacer. Una historia que merece ser defendida, que merece ser vivida en plenitud, una historia que nos invita a seguir avanzando juntos con determinación, y con la certeza de que, unidos, somos más fuertes.
No elegimos el momento de la Historia en el que vivimos, pero a cada uno de nosotros nos corresponde decidir qué hacemos con el tiempo que se nos hadado.
Feliz Día de la Virgen del Pilar. Feliz Día de la Hispanidad. Feliz Día de la Fiesta Nacional.
¡Viva la Guardia Civil! ¡Viva España!
Hoy, en el Día de la Hispanidad, nos reunimos para honrar la grandeza de nuestra historia, para mirar al pasado con orgullo, al futuro con esperanza, y al presente con la determinación de quienes sabemos que España es aquí y ahora.
Hoy celebramos la herencia de una nación que no se forjó en un solo día, sino que fue construida con el esfuerzo de muchas generaciones, desde antes del tiempo de la Reconquista hasta este momento que vivimos.
España es mucho más que un territorio; es una comunidad de personas unidas por una historia, por una lengua y una cultura que nos conectan con millones de almas al otro lado del Atlántico.
Un legado que empezamos a recuperar cuando nuestros antepasados, con coraje y determinación, se levantaron para reconquistar lo que era suyo, para recuperar la libertad y la unidad que les había sido arrebatadas.
Con la unión de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, España dio un paso decisivo hacia su destino. No solo se completó la Reconquista con la toma de Granada, sino que se abrió un nuevo horizonte con la llegada de Colón a América.
Fue entonces cuando nació lo que hoy conocemos como la Hispanidad, esa gran comunidad que conecta a millones de personas, que comparten un idioma, una fe y un sentido de la vida.
España se convirtió en un faro, que iluminó el mundo llevando consigo el legado de su idioma, su arte, su literatura, su conocimiento y su arquitectura. Un legado explorador, material, cultural y humanístico.
Porque si algo ha caracterizado siempre a España es su capacidad para dar grandes hombres y mujeres al mundo: Isabel la Católica, Teresa de Jesús, Cervantes, Velázquez, Blas de Lezo, Ramón y Cajal, Severo Ochoa, Clara Campoamor… Ellos nos enseñaron que ser español es llevar en el alma la pasión por la excelencia y la vocación de trascender.
Hoy, este legado que nos dejaron nuestros padres y abuelos sigue siendo nuestro mayor tesoro. Ellos nos enseñaron a amar a nuestra Patria, a defenderla, y nos la entregaron conservando, a pesar de los desafíos, su esencia y su orgullo.
Es nuestra responsabilidad cuidar este legado, protegerlo y transmitirlo a nuestros hijos. Porque la Patria no es solo el lugar donde nacemos; es la historia que compartimos, los valores que defendemos y la promesa de un futuro mejor para quienes vendrán después de nosotros.
Sin embargo, no podemos permitirnos vivir solo de la nostalgia de un pasado glorioso. Hoy, la España de la Reconquista y de los Reyes Católicos, la España que iluminó el mundo con la luz de la Hispanidad, enfrenta desafíos importantes.
Algunos intentan dividirnos, sembrando el enfrentamiento entre regiones y poniendo en peligro la unidad que tanto costó construir. Otros buscan reescribir nuestra historia, queriendo que olvidemos lo que somos y cuestionando nuestra dignidad.
Además, enfrentamos una nueva situación provocada por políticas erráticas que incitan a miles de seres humanos a jugarse la vida en el mar siguiendo la falsa promesa de un futuro mejor, utilizados por las mafias que camuflan entre las víctimas a los que importan inseguridad y ruina.
Pero, como el Cid Campeador, los españoles sabemos levantarnos incluso en los momentos más difíciles. Hoy, más que nunca, debemos mirar al presente con valentía y entender que es en este momento cuando se decide el futuro de nuestra Patria. No basta con recordar con orgullo; es necesario actuar con responsabilidad, con firmeza y con la convicción de que una España próspera, segura y unida es la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos.
Tenemos la oportunidad y la obligación de continuar haciendo Patria donde la unidad, la dignidad del ser humano y la libertad sean el eje de nuestras acciones. Una España que defienda su soberanía sin complejos, que mantenga sus tradiciones y que sepa mirar al mundo sin perder de vista sus raíces. Porque es en el presente, en nuestras decisiones de hoy, donde forjamos el futuro de España.
Agradezcamos a quienes nos precedieron, a nuestros padres y abuelos, que nos enseñaron el valor del esfuerzo y el amor por nuestra tierra.
Y asumamos con responsabilidad la tarea de preservar este legado, de cuidarlo y de transmitirlo intacto a quienes nos han de suceder. Porque la Patria no es algo heredado que nos pertenece, la Patria se cuida y se defiende cada día, con cada gesto y cada decisión que tomamos.
Es un orgullo sentirnos herederos de quienes descubrieron el Nuevo Mundo, de aquellos que pusieron fin al genocidio de los pueblos indios, de aquellos que inventaron el Imperio de los Derechos Humanos, de aquellos que dieron al mundo la mayor obra de hermandad que haya aportado ningún pueblo, de los intrépidos que frenaron al Turco en el Mediterráneo y de aquellos que regaron con su sangre los campos de media Europa para hacer una España acorde al tamaño de sus sueños.
La Hispanidad, la gran obra que dejaron Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, es la actual comunidad de pueblos donde España ha dejado la huella de nuestra lengua y de nuestra noción del mundo. Defendamos la gran obra de la Hispanidad, la mayor gesta de toda la Historia de la Humanidad.
No quisiera dejar pasar la oportunidad de dirigirme a vosotros, a la Guardia Civil. Vosotros representáis unos valores inquebrantables, lo habéis hecho a lo largo de vuestros 180 años de historia, 180 años de cambios, de transformación, de modernización y de especialización.
Siempre al lado de los más necesitados y respetando todos los valores ensalzados por la sociedad, que son parte indisoluble del guardia civil y que ya destacaban en la Cartilla que el propio Duque de Ahumada redactó en sus orígenes. Aquél, escribió en su art. 6o, a la creación del cuerpo, lo siguiente:
“El Guardia Civil no debe ser temido, sino de los malhechores; ni temible, sino de los enemigos del orden. Procurará ser siempre un pronóstico feliz para el afligido, y que, a su presentación, el que se creía cercado de asesinos, se vea libre de ellos; el que tenía su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que ve a su hijo arrastrado por corriente de las aguas, lo crea salvado; y, por último, siempre debe velar por la propiedad y seguridad de todos.”
¡De todos!... independientemente de donde os encontréis, o qué circunstancia tengáis que afrontar. Porque entre vuestros valores está la honestidad, la lealtad, la profesionalidad y el trabajo abnegado y silencioso.
Valores que debieran ser no sólo reconocidos socialmente, sino puestos en práctica por todos nosotros. Porque ocupáis el espació que en justicia os corresponde, el mérito y la capacidad, os preceden y avalan.
Porque no esperáis nada a cambio de vuestro trabajo, ninguna gratificación extra o atajo hacia el éxito. Porque los españoles podemos contar con vosotros, estemos donde estemos y en la situación más complicada en la que nos encontremos. Porque nos ofrecéis seguridad ahí donde os encontréis.
Querida Guardia Civil, vuestro honor, entrega y lealtad son valores que lucís con orgullo y nos permiten al resto de los españoles admiraros y respetaros como uno de los símbolos imprescindibles de España.
Gracias a vosotros, a la Guardia Civil por acompañarnos hoy.
Y hoy, en este Día de la Hispanidad, recordemos que somos herederos de una gran historia, pero también responsables de escribir su siguiente capítulo. Una historia de unidad, de valentía y de amor a la tierra que nos vio nacer. Una historia que merece ser defendida, que merece ser vivida en plenitud, una historia que nos invita a seguir avanzando juntos con determinación, y con la certeza de que, unidos, somos más fuertes.
No elegimos el momento de la Historia en el que vivimos, pero a cada uno de nosotros nos corresponde decidir qué hacemos con el tiempo que se nos hadado.
Feliz Día de la Virgen del Pilar. Feliz Día de la Hispanidad. Feliz Día de la Fiesta Nacional.
¡Viva la Guardia Civil! ¡Viva España!
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